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Columnistas invitados

MÚSICA PERUANA: LOS MEJORES LANZAMIENTOS DE SETIEMBRE Descubre los álbumes y singles de la temporada7 min read

Setiembre trajo singles y discos de post punk, música electrónica, pop andino y canción de autor de raíz tradicional.

#YoEscriboEnLeonardo

Laberinto
Catervas
Independiente

Aunque las guitarras hayan pasado a un discreto segundo plano y los sintetizadores y las cajas de ritmo tengan una mayor presencia, canciones como “A través del silencio” y “Espejismos” continúan explorando una constante en la discografía de la banda: traducir estados emocionales en texturas sonoras y paisajes del mundo exterior. El resultado, encomiable, por supuesto, es también una prueba del espíritu de búsqueda inquebrantable de Catervas, una banda que, a pesar de contar con un estatus casi clásico en el canon del rock peruano, no duda en arriesgar su lugar en el panteón para innovar, renovar y mantener viva su propia visión artística.

“Encender el sol”
Danitse
Independiente

“Encender el sol” expone el deseo de una mujer de pasar del infierno al paraíso. Su autora e intérprete, Danitse, lleva a cabo esta tarea trabajando la canción hasta sus más mínimos detalles: el paciente, pero firme encadenamiento de instrumentos de distintas tradiciones: mandolina, charango, bajo eléctrico; la inesperada acentuación de los pulsos en su compás; la caracterización de un estado psicológico con metáforas que aluden a la naturaleza, a la música, a la óptica. Hacia el final, múltiples voces mezcladas en el estudio –un uso de la tecnología que pone sobre la mesa los límites del actual formato de la canción de autor de raíz tradicional– sugieren que la protagonista ha llegado a su destino. Sin embargo, la desaparición de todos los elementos con excepción de la voz principal nos devuelve a la realidad. La decepción se mantiene, es cierto; pero el anhelo también. Y aprender a vivir con ambos es lo que, con notable destreza, Danitse logra transmitirnos con esta canción.

Aínbo
Grita Lobos!
A Tutiplén

Casi un año después del lanzamiento de Katalaxia Remixes, un disco de remezclas en clave house que se presentó como el más bailable de su discografía, Grita Lobos! da un golpe de timón y adopta un estilo abstracto y esotérico con Aínbo, un álbum que sugiere la recreación de rituales ancestrales a través de las herramientas de la música electrónica. Tratar de definirlo bajo una etiqueta –hay momentos en que tiende al ambient; en otros, al minimal; en los más desconcertantes se mantiene en un delicado equilibrio entre ambos– podría alejarnos del verdadero logro de este disco: el uso de cadencias, ritmos y timbres que evocan culturas ancestrales como recursos para ofrecerle nuevas oportunidades formales al carácter ritual que suele asociarse con la música electrónica. Ciertamente, habría sido más fácil apelar al baile como la encarnación de este carácter; sin embargo, en Aínbo, Grita Lobos! escoge una alternativa menos evidente: imaginar y recrear rituales posibles. El resultado es un álbum arriesgado, sugerente, perturbador, definitivamente único.

“Volvió a latir”
Milena Warthon, Chila Jatun
Independiente

En “VOLVIÓ A LATIR”, un nuevo single en el que Milena Warthon celebra el renacer del amor tras una tóxica y poco menos que desagradable ruptura, encontramos el impulso de fusionar elementos de la música de los Andes peruanos con las estructuras y sonoridades del pop contemporáneo; y, gracias a la participación de la agrupación boliviana Chila Jatun, el esfuerzo por convertir esta fusión en un estilo internacional de música pop con identidad regional. La canción combina instrumentos de la zona altoandina de Sudamérica –zampoñas, quenas, charangos– con bajos y baterías de impronta electropop, y consigue que ambas tradiciones musicales intercambien roles y funciones hasta hacerse indistinguibles; el resultado no es para nada desdeñable: un equilibrado ejemplo de fusión que no cede ni ante lo tradicional ni ante lo moderno.

“Apátrida”
Mundaka
Independiente

Las herramientas expresivas de la música country, su elocuencia instrumental, su impulso narrativo, sus metáforas duras, secas, casi desérticas, son utilizadas con heterodoxa destreza en “Apátrida”, el más reciente single de Mundaka. A lo largo de cinco minutos, sobre una ligera base de bajo, batería y guitarra slide, la canción articula la monocromática voz de un narrador que rememora su propia odisea de autoconocimiento, la cual, en lugar de llevarlo de vuelta a casa como a Ulises, lo conduce, como a Sócrates, a un estado de perplejidad, asombro y desencanto. A medida que los hechos, anécdotas y secretos que rodean al narrador se desarrollan y revelan, la música –gracias a la aparición de un bandoneón y una sección de vientos– cobra una inesperada intensidad. Todo ello convierte a “Apátrida” en una certera revisión de las formas clásicas del country, en una adaptación de estas formas a renovados fines y objetivos –en resumen, en un convincente esfuerzo de la banda peruana por darle forma al pensamiento a través del estilo.

“Razones de bajo perfil”
Satélite Menor
Catenaria Discos

En “Razones de bajo perfil” podemos escuchar cómo la sugestiva combinación de guitarras eléctricas y ritmos minimalistas de NEU! y The Velvet Underground sirvió de inspiración para que decenas de bandas postpunk descubrieran sus propias posibilidades expresivas. Por supuesto, la diferencia radicó en que grupos como Wire y Joy Division no se valieron de las guitarras granulosas y los ritmos constantes de sus predecesores para atravesar paisajes pastorales de una imaginada Europa Central, ni para desarrollar narraciones marginales inspiradas en la literatura de William S. Burroughs; sino, más bien, para enmarcar crípticos monólogos que surgían de una psicología artística, compleja y quebrada. Salvando las distancias, eso es justamente lo que encontramos en el single más reciente de Satélite Menor: un cantante monocorde y ensimismado que, apoyado en una batería insistente y una guitarra pródiga en abstracciones, deja fluir enigmáticas sentencias cuyo contenido parece cambiar cada vez que el tema vuelve a sonar. Es, precisamente, en el adecuado uso de ese lenguaje –articulado y desbordado a la vez– donde reside el misterioso encanto de esta canción.

“Azul”
Surco Viejo
A Tutiplén

Enérgico y amable, eléctrico y acústico a la vez, resueltamente tumultuoso en su aproximación a lo poético y lo confesional, el single más reciente de Surco Viejo es razón suficiente para la existencia de la categoría “power folk”: un imaginario punto de encuentro entre hippies, cantautores y jóvenes airados, inadaptados y macarras. La canción, titulada no tan simplemente “Azul” –el término, en este contexto, refiere también a la tristeza– se presenta a sí misma como un territorio complejo e intrincado donde conviven el carácter amable de los trovadores de antaño con el bragado desenfado del rock de garaje; una convivencia pactada para darle forma a una entusiasta frustración, a una contenida y romántica intranquilidad, a una tensa calma semejante a la que –vistos a cierta hora y desde cierto ángulo– transmiten algunos parques suburbanos atravesados por grafitis, postes de luz y cables de alto voltaje.

Baila o muere
Vílchez Huamán
Independiente

El álbum más reciente de Vílchez Huamán, Baila o muere, puede escucharse como una tardía pero aun así efectiva síntesis de algunos de los elementos centrales de la más avanzada música pop de finales de los años setenta; no sólo los siniestros ecos dub que resonaban en la Metal Box de PIL, el inspirado amateurismo tribal de las Slits, y el funk retorcido y acerado de Gang of Four; no sólo el post disco neoyorquino, el ruidoso avant garage industrial de Pere Ubu y el afropop mutante cocinado al alimón por Brian Eno y los Talking Heads; sino también las melodías de sintetizador que una decena de bandas inglesas le robaron a Kraftwerk para crear su propia utopía futurista en medio de los grises suburbios londinenses –es decir, un esfuerzo por devolverle a los tiempos que corren lo que fue logrado hace casi medio siglo por el post punk: que las guitarras rock suenen globales y mestizas; que la música de baile tenga un filo cerebral y político. Vale decirlo: su mejor disco hasta el momento.

 

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