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Ayahuasca: un atajo al inconsciente
por Belén Tavares
Esta bebida del Amazonas sigue ganando popularidad a pesar de estar rodeada de secretismo. Si bien no se considera una droga, todavía hay muchos prejuicios contra ella. Sin embargo, gente de todo tipo, desde el príncipe Harry hasta la estrella de fútbol americano Aaron Rodgers, la han probado y se han asombrado de su poder curativo. ¿Es la ayahuasca la solución para nuestra salud mental y bienestar general?
Lucio Muñoz tenía 12 años cuando le dijo a su padre que quería ser como él. Antonio era un chamán de la comunidad Shipibo-Konibo, un pueblo originario de la Amazonia peruana. Así, este curandero tradicional le dio a su hijo una pequeña dosis de ayahuasca para que conectara con la bebida y ella lo mantuviera protegido. Cuando Lucio cumplió 15 se convirtió oficialmente en aprendiz de su papá y, a los 18, participó en la que fue su primera ceremonia de ayahuasca siempre bajo la guía de su padre.
De los diez hijos de Antonio, tres continuaron su legado. Lucio, de 33 años, también conocido como chamán Pexe Bima –“hombre rodeado de energía” en lengua shipiba–, es uno de ellos. La siguiente en la línea será su hija Raipena, de dos años, cuyo nombre significa “mujer medicinal”.
Desglosando la ayahuasca
La ayahuasca es una bebida que resulta de hervir dos plantas que crecen en la cuenca del Amazonas: la liana de ayahuasca (Banisteriopsis caapi) y las hojas del arbusto de la chacruna (Psychotria viridis). Al cuerpo no le ocurre nada cuando se ingiere cualquiera de las dos plantas por separado. Sin embargo, consumir un preparado de estas juntas es una historia completamente diferente.
“La liana contiene alcaloides harmala, mientras que la chacruna contiene N, N-Dimetiltriptamina (DMT). Cuando se toma una decocción de los alcaloides y la DMT –que es el componente alucinógeno activo–, se obtiene un potente efecto sinérgico porque estos alcaloides desactivan el sistema enzimático que normalmente degradarían la planta. Esto permite que el DMT sea absorbido a través del intestino y que luego active el sistema nervioso central facilitando una poderosa experiencia visionaria de varias horas”, afirma el doctor Charles Grob, psiquiatra estadounidense, profesor de la UCLA e investigador que realizó estudios sobre la ayahuasca en Brasil entre los años 1990 y principios de los 2000.
Según el doctor Grob, la ayahuasca es cada vez más conocida en Estados Unidos, y hay más gente interesada en explorar sus efectos. Pero, ¿qué ocurre con su estatus legal? Aunque la DMT se encuentra en una de las plantas, la bebida no se considera una droga en Estados Unidos.
“La ayahuasca no es una droga. Es una medicina ancestral que cura a nivel físico y psicológico. Es una conciencia emocional y espiritual que integra a la persona consigo misma, no la disocia. Es sabiduría, conciencia humana y una guía sagrada, visionaria y superpoderosa. La ayahuasca es la pureza de la naturaleza”, resume Lucio.
En 2008, el Instituto Nacional de Cultura del Perú declaró “los conocimientos y usos tradicionales de la práctica de la ayahuasca por las comunidades nativas amazónicas” como Patrimonio Cultural Inmaterial del Perú.
Deja que la ayahuasca haga su trabajo
El año pasado, tras defender su tesis en la Universidad Estatal de Arizona, Keti Tsotniashvili se enfermó. Esta investigadora en educación de 36 años, nacida en Georgia, fue al médico, pero su malestar continuó. Necesitaba un descanso y buscó un retiro de yoga para relajarse y reponer fuerzas. Sin embargo, acabó yendo a un retiro de ayahuasca en Iquitos, Perú. “Mientras hacía mi doctorado, leía sobre sistemas de conocimiento alternativos, formas de vida indígenas, curanderos peruanos y su forma de ver el mundo. Pensé que era el momento de probar la ayahuasca porque también fue un momento de gran cambio en mi vida. Estaba confundida, no tenía claro qué quería hacer ni a dónde ir”. Keti pasó 11 días en la selva peruana y participó en cuatro ceremonias de ayahuasca con otras nueve personas de todo el mundo. El chamán era un shipibo llamado Miguel.
Tsotniashvili quería conocer su yo profundo. Pero primero, lo primero. Estaba débil, cansada y asustada porque su temperatura corporal era inferior a 36 °C. “Era un periodo de post-estrés para mí. Así que dejé que la ayahuasca hiciera su trabajo. La primera noche, vi cómo un pequeño insecto entraba en cada célula de mi cuerpo y sentí de forma muy evidente cómo me curaba físicamente. ¡Fue increíble!”.
En la ceremonia siguiente, Keti sintió algo inquietante dentro de su cuerpo. Vomitó y tuvo otra visión: una caja de madera cerrada dentro de ella, una caja que no podía abrir. Tras vomitar de nuevo, vio una serpiente moviéndose en su interior. “Experimenté este movimiento en mi cerebro, estómago e intestinos y comprendí que la serpiente intentaba ayudarme a deshacerme de esa caja. El animal salió de mi boca, pero la caja permaneció dentro de mí. De repente, supe lo que pensaba la serpiente: si no sale ahora, no debe salir. Al darme cuenta de eso, la caja se hundió. Ya no pesaba ni resultaba molesta. De alguna manera había salido todo. Sentí ligereza”. El chamán le dijo a Keti que el animal espiritual de la ayahuasca es la serpiente y que la estaba curando emocionalmente.
“Al final, estaba fuertemente conectada con la naturaleza y conmigo misma: mi cuerpo, mis emociones, mis sentidos y mi mente. Tenía claridad y armonía y me di cuenta de que ese es el objetivo”, reflexiona.
Trauma, adicciones y comprensión del universo
Lucio afirma que una ceremonia de ayahuasca puede resolver problemas psicológicos que tardarían años en solucionarse en terapia. Mabel Loaiza, psicóloga cognitivo-conductual con 30 años de experiencia profesional, está de acuerdo. “Cuando se trata de resolver conflictos traumáticos en las personas, modificar su conciencia puede acelerar el proceso. Aunque pueda parecer esotérico para muchos, la ayahuasca es un método que altera la conciencia y permite penetrar en niveles mucho más profundos de la conciencia de un individuo. Por eso, con la orientación adecuada, es eficaz para superar traumas y dificultades psicológicas graves”.
Hay un dicho: “La ayahuasca es para todo el mundo, pero no todo el mundo es para la ayahuasca”. Las personas que padecen trastornos psicóticos, como esquizofrenia o bipolaridad, no pueden tomarla. El doctor Grob no la aconseja a quienes piensen que se trata de una experiencia recreativa y afirma que la ayahuasca es muy directa en el tratamiento de adicciones, como el alcoholismo o la drogadicción.
“Conocí la gama de efectos de la ayahuasca a través de mi propia experiencia, observando a otras personas y hablando con ellas. Es fascinante, y mis experiencias fueron muy poderosas. Obtuve una gran comprensión de mi propia dinámica. Impactó positivamente en mi sistema de valores –la importancia de la honestidad y la compasión–, me dio un mayor aprecio por la naturaleza y me hizo consciente de su valor imperativo”, comparte el doctor Grob.
Mabel también ha experimentado la ayahuasca con el padre de Lucio, Antonio Muñoz, o chamán Senen Pani, que significa “energía extendida en el espacio”. Ella ha llegado a la conclusión de que la ayahuasca es un conocimiento ancestral muy beneficioso, ya que agudiza nuestra sensibilidad, amplía nuestra percepción, conecta nuevas áreas de la mente, (revela dificultades, hace aflorar el inconsciente), y libera sensaciones, emociones y sentimientos que a menudo son difíciles de expresar con palabras. Pero la recomienda sobre todo porque nos permite comprender el universo. Tan enorme como eso.
“La ayahuasca nos ayuda a comprender el universo. Los indígenas del Amazonas creen que todas las cosas en la naturaleza, desde las rocas hasta los ríos, están vivas, interconectadas y se afectan unas a otras. Durante una de mis ceremonias, me transformé en un jaguar que corría por la selva. En otra, sentí que mi cuerpo humano se contorsionaba como una enredadera en una planta. Aunque nunca había visto ayahuasca ni chacruna, sabía qué aspecto tenían y sentí su poder. A menudo pensamos que estamos solos en este mundo, pero no es así. La ayahuasca nos conecta con la naturaleza y el cosmos. Esta experiencia puede cambiar profundamente nuestra perspectiva competitiva y destructiva, empujándonos a trabajar en comunidad como los shipibos para hacer del mundo un lugar mejor, combatir el cambio climático y evitar el daño y el sufrimiento a otros seres”.
“La ayahuasca no deja de ayudarte”
Al igual que Keti Tsotniashvili, Carlos Rejano, de 37 años, realizó cuatro ceremonias de ayahuasca. Pero a diferencia de Keti, el comunicador audiovisual español las hizo en cinco años en lugar de 11 días. Supo de la ayahuasca siendo estudiante universitario. Para él, era “una droga de fuera, de difícil acceso y exótica”.
En 2014, Carlos se mudó de Madrid a Lima, donde volvió a oír de la ayahuasca. En 2019, tuvo la oportunidad de probarla con Lucio. En su primera ceremonia, Rejano vio y sintió la presencia de su padre, fallecido en 2007. La ayahuasca lo acercó a su papá.
La tercera vez fue dura. “Estaba apagado, cansado, saturado por motivos laborales y personales. Había sido padre por primera vez y aquellos cinco meses fueron de mucho estrés. En la ceremonia, conecté con mi hijo y mi esposa, que tuvo un parto difícil y pensé que la ayahuasca me había mostrado el pasado. Pero dos meses después, descubrí que me mostró el futuro. Durante la sesión, sentí dolor en la cadera. Ese mismo dolor apareció cuando a los tres nos dió Covid. Fue un proceso largo y terrible porque se complicó con una neumonía. La ayahuasca me preparó para soportar lo que vino”.
En todas las ceremonias, Carlos Rejano ha recibido mensajes potenciadores. El miedo desaparece y queda una sensación de paz y bienestar. “Habrá problemas, ruido, incluso momentos depresivos, pero tengo la certeza de que todo, al final, irá bien. La ayahuasca te ancla y aligera tu carga emocional. Conectas con tu yo superior, la divinidad, o como quieras llamarlo, tomas conciencia de los desafíos y empiezas a cambiar cosas en tu vida. La ayahuasca no deja de ayudarte”, afirma.
Escasez y apropiación cultural
Lucio realiza ceremonias de ayahuasca en su Centro Ecológico Pino Joni, ubicado en la comunidad nativa de San Francisco, ciudad de Pucallpa, Perú. Aunque la ayahuasca y la chacruna crecen en el patio de su casa, hoy en día le resulta cada vez más difícil encontrar estas plantas debido a su comercialización indiscriminada con fines lucrativos.
“A veces tengo que comprarlas y caras. Empecé a pensar que debería plantar siquiera 20 árboles de chacruna y 20 lianas de ayahuasca porque no habrá nada en siete o 10 años. Pero, para poder cosechar hay que esperar al menos seis años, lo ideal son 10. Otra preocupación para mí son los falsos chamanes. La orientación del chamán es vital para garantizar un uso seguro y responsable de la ayahuasca”.
Para el doctor Charles Grob, no solo hay apropiación cultural, sino también biopiratería. “La ayahuasca es patrimonio de los pueblos nativos de la cuenca del Amazonas, y aquí estamos nosotros, norteamericanos y europeos venidos de una cultura totalmente diferente, aprovechándonos de los conocimientos acumulados durante milenios por los pueblos nativos. En Occidente tendemos a sentirnos mejores y con más conocimientos que los demás. Pero tenemos que entender que, en este contexto, nosotros somos los alumnos, y los maestros son los pueblos indígenas que provienen de un linaje de uso de la ayahuasca en Sudamérica. Tenemos mucho que aprender, y la ayahuasca tiene mucho que ofrecer siempre que respetemos y reconozcamos su poder”.