Especial 8M 2025
COLUMNISTAS INVITADAS
El 8M en tiempos digitales
Escriben: Milagros Agurto, Chonon Bensho, Folkánica, Adriana Muro y Andrea Ortiz de Zevallos
Vivimos en una era marcada por el profundo impacto del universo digital, cuya influencia en nuestras vidas es innegable. La velocidad de la información ha alcanzado niveles sin precedentes en la historia, y el alcance de las redes sociales y la tecnología ofrece un potencial que debería trascender lo anecdótico y el entretenimiento personal.
Fechas como el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, suelen ser escenario de frases y gestos efímeros, oportunidades que a menudo se aprovechan para dar notoriedad a individuos, movimientos y marcas.
En Leonardo, hemos planteado un tema central que vincula el ecosistema digital y el universo femenino de manera directa. Para ello, hemos convocado a cinco mujeres brillantes, referentes e inspiración para muchos, y las hemos invitado a participar en una iniciativa que ofrece perspectivas reales, serias y comprometidas sobre esta temática.
En plena era de la información instantánea, inteligencia artificial y redes sociales: ¿Cómo podemos utilizar estas herramientas para amplificar mensajes de equidad, promover la sororidad y reconocer/valorar la diversidad de experiencias y la lucha de las mujeres?
Reflexionan, responden, escriben y proponen Milagros Agurto, Chonon Bensho, Folkánica, Adriana Muro y Andrea Ortiz de Zevallos.

Soy una convencida que la comunicación es una herramienta para el progreso, y en cualquier época de la historia ha existido una forma en la que los seres humanos se han comunicado. Hoy, con un cuarto del siglo 21 avanzado el proceso es el mismo, solo que ahora el receptor recibe el mensaje de manera inmediata, “en tiempo real” y literalmente sin filtro, por obra y gracia de las redes sociales a las que se les suma la inteligencia artificial.
Pero no me preocupa tanto el vehículo a usar, sino el contenido, el fondo del mensaje, quién lo da y como lo codificamos para que el receptor lo comprenda y disminuir el riesgo de tergiversarlo o causar daño. Usar correctamente el qué, quien/para quien, cómo, para qué; porque en este mundo de sobre estímulos no nos damos el tiempo de reflexionar sobre lo que escuchamos y damos por válida cualquier información.
Y si hablamos de que para lograr cambios sustanciales en la sociedad y en particular en la persona, no basta con arengas y frases “de poder”; el “sí se puede” no es sostenible cuando no existe el autoconocimiento, cuando no sabemos quiénes somos, hacia dónde vamos, qué no quiero y lo más importante ¿qué quiero?, y cuál es el camino para lograrlo.
Porque el verdadero empoderamiento, el poder interior, nace del autoconocimiento y posterior valoración.
Entonces, el tema de mujer no es ajeno a este proceso, no basta con decir “no lo permitas” cuando no se educa al hombre “a no hacerlo”; no se trata solo de mis derechos, sino de cuáles son tus deberes; no solo es el 8M sino de lo que ocurre los 364 días restantes. No es suficiente contar con tantos medios de comunicación, sino como los puedo aprovechar al máximo para elaborar y distribuir el mensaje correcto, para informar, orientar y educar.
¿Cómo lograrlo? Desde nuestras propias trincheras aprendiendo a buscar información de una fuente válida, seria y objetiva. Conociendo la historia, lo que ocurrió en ella y compartirla para que más personas la conozcan. ¿A qué me refiero? Cada 8 de marzo, es una oportunidad para recordar a esas 129 mujeres trabajadoras textiles que, en 1857 en Nueva York, fallecieron en la manifestación que hacían buscando una jornada laboral justa, mejores condiciones de trabajo y sueldos dignos. Que fueron ellas las que con su sacrificio permitieron otras mujeres tomen acción por sus derechos y que en 1910 se proponga un día simbólico para reivindicar los derechos de todas las mujeres (entre ellos el derecho al voto) y en 1975 (118 años después) la ONU reconozca este día de manera oficial.
La verdadera sororidad a mi entender no reside solo en el apoyo o solidaridad entre mujeres de esta generación, sino con aquellas que fueron el detonante para el cambio, honrando su historia, su valor y reconociendo que sus obras fueron la piedra angular para transformar al mundo. Pues el hombre que no conoce su historia, está condenado a repetirla.
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Milagros Agurto – @milagrosagurto.oficial
Es nutricionista, graduada de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha estudiado Coaching y Liderazgo en la Universidad San Ignacio de Loyola y Nutrición, Actividad Física y Salud en la Universidad Peruana Cayetano Heredia; y es maestrando en Ciencias Empresariales por la Universidad San Ignacio de Loyola. Fue decana de la Facultad de Nutrición de la Universidad Científica del Sur, y profesora en diversas universidades peruanas y extranjeras.
Fue conductora de programas televisivos y radiales (RPP, CPN Radio); columnista en diversos medios escritos (Perú21, Somos) y colaboró con medios extranjeros. Fue miembro del consejo editorial de la revista Prevention, con sede en México. Creadora de la corriente de marketing nutricional en 1994, se desempeña como consultora de empresas, y dicta conferencias en temas de salud y bienestar, marketing, coaching y liderazgo.

Los pueblos indígenas y las redes sociales
Veo con preocupación que un creciente número de jóvenes de las naciones indígenas pasan cada vez más horas haciendo un uso recreativo del internet. Incluso, los que se autoproclaman como líderes políticos y defensores de nuestros derechos, muchas veces utilizan el Facebook de una manera grosera, haciendo chistes machistas u homofóbicos, y hasta denigran y acosan a mujeres jóvenes. Varias veces he sido atacada por hombres shipibos debido a mis opiniones y publicaciones en las redes sociales. Cara a cara no me dirían esas cosas, pero las redes tienden a incentivar cierta impunidad a la hora de atacar a los demás. Algunos incluso dicen que yo no he escrito lo que publico. Por supuesto que, como no he crecido en la ciudad, sino que he sido criada en mi comunidad y en mi lengua, mi esposo me ayuda para poder expresarme en castellano; pero todas las ideas que publico son mías y él solo me brinda su asistencia con la ortografía y la redacción.
Esos supuestos profesionales que me atacan de manera insistente, no se dan cuenta de que, cuando dicen que no es posible que yo tenga esas ideas están expresando que no consideran que una mujer indígena pueda tener opiniones formadas y una reflexión propia. Es decir, lo que ellos terminan manifestando es su propio menosprecio a la mujer indígena. No saben que mi abuelo era un gran sabio, que mi padre era un político antiguo, que yo desciendo de los primeros curacas de San Francisco de Yarinacocha y que mi madre era una mujer recta que nos brindó una educación tradicional. Gracias a ellos tengo un gran pensamiento y una palabra fuerte.
Mi arte expresa la profundidad de mis sueños, de mis diálogos con las plantas y con los antepasados. Yo creo que, si nosotros los shipibos volviéramos a practicar las enseñanzas de nuestros ancestros, podríamos hacer un uso más creativo e independiente de los medios de comunicación y del arte.
Actualmente, algunos comunicadores indígenas usan sus perfiles para informar de asuntos de interés para nuestras familias y comunidades, para tratar de fortalecer la identidad y proponer reflexiones sobre el mundo contemporáneo basadas en las enseñanzas de nuestros ancestros. Sin embargo, estos usos positivos no pueden ignorar que las luces de la pantalla plantean una amenaza: si no nos cuidamos, pueden capturar fracciones de nuestra alma. Hay veces que veo a los jóvenes en las comunidades con la espalda doblada, hundidos en sus teléfonos celulares y sin ningún interés por sus abuelos, por las aves, por los bosques.
El uso irresponsable de las redes sociales nos hace perder el vínculo afectivo que las naciones indígenas mantenemos con el territorio. Por eso, yo creo que debemos usar de ellas con prudencia; además, hay que utilizarlas para recordar a la humanidad los saberes que nos dejaron nuestros mayores y cómo ellos conversaban y sabían respetar a todos los seres vivos. Es decir que, si bien el uso del internet es parte de lo que somos como pueblos indígenas contemporáneos, debemos evitar sus peligros cultivando una relación afectiva con el territorio ancestral y el alma del mundo.
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Astrith Gonzales Agustín es Chonon Bensho – @chononbensho3
Artista multimedia y poeta del pueblo shipibo-konibo de la Amazonía peruana, descendiente de sabios médicos tradicionales y de notables artistas. Ha sido la primera mujer indígena y ucayalina en ganar el Premio Nacional de Pintura del Banco Central de Reserva del Perú (2022). Graduada de la Escuela Superior de Formación Artística Pública Eduardo Meza Saravia, su propuesta desarrolla un intenso diálogo entre la modernidad y la ancestralidad amerindia.
En soportes como la pintura, el bordado, el dibujo, la instalación y el audiovisual su obra tiene una permanente preocupación ecologista y fomenta una comprensión ampliada de los territorios, del diálogo entre los distintos seres vivos y la vinculación con los mundos del espíritu.
Sus obras han sido parte de diversas exposiciones colectivas y fueron exhibidas en ferias de arte en París, Nueva York, Madrid, Berlín, México, Uruguay y Brasil. Asimismo, sus obras se han integrado a la colección de diversos museos, como el Museo de Arte de Lima y el Museo Central del Banco Central de Reserva del Perú.

Hoy más que nunca, creo firmemente que vivimos rodeados de imágenes, comparaciones y tendencias que nos dicen cómo debemos vernos, que deberíamos vestir, y cómo deberíamos sentirnos.
Pero hace poco entendí que entre tantos mensajes que leemos a diario siempre habrá uno que debemos priorizar: el nuestro, nuestra propia voz, nuestra cultura, nuestro origen, nuestra propia identidad.
Amarnos es reconocernos por completo en medio del ruido de afuera. Es entender que no hay un solo ejemplo de éxito, belleza o felicidad. Y en este camino, la tecnología y las redes sociales, claro que pueden ayudarnos, pero para entender cómo podemos usarlas a nuestro favor es necesario compartir mensajes que complementen equidad y sororidad entre nosotras.
Para mí, compartir un mensaje o una ilustración siempre tuvo como objetivo intentar inspirar a alguien más para construir una red más fuerte y poderosa. Porque estoy segura que cuando nos apoyamos, o promovemos espacios de conversación, estamos creando un cambio real, o por lo menos nos estamos escuchando.
Las redes sociales nos permiten conectar con mujeres de distintas realidades, aprender de sus luchas y celebrar sus logros. Y si la inteligencia artificial nos ayuda a organizar nuestras ideas o mejorar nuestro contenido, entonces hagámoslo con propósito: para crear espacios de apoyo y de sobre todo crecimiento.
El amor propio, para mí no es solo mirarnos con amor, sino también es reconocer el valor de quienes nos rodean. La sororidad nos recuerda que no estamos solas, que nuestra voz cuenta y que juntas podemos transformarnos. Porque en un mundo digital donde todo parece irreal, lo que realmente dura es el impacto que generamos cuando nos elegimos a nosotras mismas y nos impulsamos unas a otras.
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Flavia Macedo es Folkánica – @folkanica
Arquitecta de interiores e ilustradora, su arte se inspira en los vibrantes colores, tradiciones y festividades del folclore latinoamericano.
Con más de 10 años de trayectoria, ha colaborado con diversas instituciones, marcas y asociaciones culturales.
Su trabajo busca transmitir mensajes de amor propio y empoderamiento femenino, fusionando la creatividad con un fuerte compromiso social. Además, su pasión por el arte abarca el reciclaje, la ayuda social y el bienestar emocional a través de la expresión artística. Se involucra activamente en proyectos que promueven el crecimiento personal y brindan una segunda oportunidad a los objetos. Su obra ha sido parte de varias exposiciones colectivas en Perú y en el extranjero, llevando consigo un mensaje de fuerza, identidad y transformación.

En lo personal pienso que el poder que tienen las redes sociales junto a una base de información que puedes obtener gracias a la IA (inteligencia artificial) logra conectar a más personas y generar una comunidad no solo de lectores, sino también aquellos que aporten o se unan a una causa.
Las redes sociales son un canal de exposición y la IA es una herramienta donde puedes filtrar información y buscar datos exactos. Muchas mujeres peruanas por falta de visibilidad no son escuchadas ni en sus propios hogares, es por eso que una buena forma de conectarnos y ser visibilizadas es a través de las redes sociales. Siempre habrá alguien que te leerá o escuchará y te brindará el apoyo necesario.
En la actualidad vivimos en un mundo globalizado y la información viaja rápidamente, puedes leer casos de mujeres excepcionales realizando grandes hazañas alrededor del mundo. Y en el caso de la IA puede brindarte consejos de comunicación asertiva y tips para que el mensaje que deseas transmitir sea claro y eficiente.
Este es un mundo de oyentes, pero sin la información necesaria y el llamado a actuar no se logrará avanzar. Por esta razón, estas herramientas son el primer paso para lograrlo de manera directa.
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Adriana Muro – @adriana_muro
Destacada modelo profesional peruana internacional con una década de experiencia y vigencia en el rubro de la moda, ha trabajado para diversas marcas y diseñadores nacionales, igualmente para renombradas marcas internacionales como Tom Ford Beauty, Lacoste, Nivea, Cachua UK, etc.
Así mismo ha aparecido en diversas pasarelas y medios como: Numéro Berlin, Tatler Hong Kong, Vogue, entre otras. Hasta el 2024 fue imagen oficial de Marca Perú por tres años consecutivos. Además, es cofundadora y coach de la plataforma de formación LA Fashion Day, así como embajadora de From the Andes to the World.

Nunca pensé que iba a ser testigo de la caída de una democracia como Estados Unidos. Era evidente que habría un giro conservador, pero la ruptura de la institucionalidad en un país donde los sistemas de pesos y contrapesos parecían incuestionables, no. Y esto con todo el mundo observando, en un estado mucho menos perplejo del que hubiera sido verosímil en cualquier guion de película distópica, hace solo algunos meses.
¿Qué tiene que ver esto con el Perú y con los derechos de las mujeres? Pues mucho. En una época de mensajes amplificados por las redes, quienes estaban ávidos de regresar a órdenes anteriores, hoy están amparados por el Titán del mundo. Los derechos que pensamos ganados podrían volverse poco a poco obsoletos, como teléfonos de dial giratorio que solo desembocan en una grabación automatizada donde se informa que el número marcado ya no existe. ¿Y los derechos que están aún por ganarse, como la despenalización del aborto? Acá, siguen lejos. En otros lados, lo asegurado ya se perdió, o se está perdiendo.
¿Cómo luchar ahora, en plena era de la información instantánea, la inteligencia artificial y las redes sociales, aunque sospechemos con indicios suficientes que nos tienen monitoreadas con nuevas herramientas?
Si la carrera en la Segunda Guerra Mundial fue construir la bomba atómica, la carrera en esta guerra está siendo construir la mente más poderosa del mundo, que no va a ser humana. ¿Quién va a tener los controles para desarrollarla? ¿Cuántas mujeres habrá en los equipos de esos laboratorios? ¿Los criterios de quiénes serán introducidos como premisas? ¿O es que será una mente alimentada por toda la humanidad, a través de cada interacción que hacemos con la inteligencia artificial, a través de cada mensaje que dejamos al aire en el mundo digital?
Las mentes, humanas o no, se alimentan. Sus recursos, sus criterios, su capacidad de resistencia, su estructuración de pensamiento, dependen de cuánto se estimule a esa mente (y luego ella a sí misma) para deconstruir sus condicionamientos de base y generar un análisis lo más propio posible, capaz de entender, además, que nunca puede ser cien por ciento propio. Quizá la mayor herramienta de lucha, hoy, sea darle de comer historias de éxito de diversidad y equidad no solo a tu familia y entorno, sino a tu chat GPT, promover manifestaciones offline que luego se traduzcan en hechos históricos que puedan convertirse en una de las miles de narrativas que ingerirá esta gran mente. Y lo de siempre, pero ahora nutriendo de eso –también—al mundo digital: criar criterios para los cuales sean naturales y necesarios la diversidad y el liderazgo femenino. Contar historias, online y offline. Alimentar, alimentar, alimentar. Y así. Con determinación y sin perder la fe.
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Andrea Ortiz de Zevallos
Estudió filosofía y es autora de los libros «La mudanza imposible» (Random House, 2018) y «Madre de Dios» (Tusquets, 2024). Es socia de Fausta Estudio y directora de la ONG Despensa Amazónica, donde trabaja en proyectos de investigación, que buscan unir los insumos y la cultura de las comunidades amazónicas con la gastronomía profesional. Luego de vivir por varios años en Guatemala, regresó en 2020 para asentarse nuevamente en Lima.
