Miguel Saavedra Arévalo (Iquitos, 1976) emerge de una ciudad con una extensa tradición pictórica y decorativa, ahí circulan con comodidad la alucinada psicodelia de la noche amazónica y el halo fosforescente del extendido uso del video pub, el explosivo colorido de cada rincón hacia el que miramos.
Él parte, justamente de estos colores en alto contraste, siendo un artista autodidacta apasionado de ese entorno, busca y encuentra en la estética popular una forma de expresión genuina de una realidad apabullante.
Saavedra tiene en su haber diversas muestra individuales y colectivas a nivel nacional, así como algunas distinciones en su carrera, como el Tercer Premio Nacional del concurso de artes visuales “Pasaporte para un artista” (2005), el Primer Premio Regional “Fomento a la Cultura” en el área de artes plásticas; asimismo, recibió una mención honrosa en el XVII Concurso Nacional de Arte Joven, Premio Cerro Verde (2007) y fue finalista en el Primer Concurso de Arte del Banco Central de Reserva del Perú.
Actualmente, Saavedra vive y trabaja en Iquitos.

Miguel Saavedra Arévalo.


¿Qué define tu arte, Miguel?

Se define en intensidades, me es importante captar esa esencia; mi arte se desplaza entre lo urbano y lo paisajístico, me apasiono con cada historia, con cada personaje, que a veces me sirve como modelo, es entonces cuando pongo las escenas, los colores y las locaciones que me gustan.
Podría decir que la mayor parte de mi pintura es autobiográfica, porque cada cuadro lleva una parte de mi.

Siendo nuestra selva un lugar de singular belleza y proyección, ¿dónde encuentras tus mayores y mejores referencias?
En la selva misma. En esos colores que te brinda la misma naturaleza, en los atardeceres anaranjados de Moronacocha, en las calles pintorescas que son una instalación constante para la vista.
Me sumerjo en la realidad urbana de esta ciudad que tiene tanto que mostrar, donde el arte se pasea vivo por sus calles coloridas, desde los soberbios azulejos hasta la explosión polícroma y desbordante de las pinturas callejeras con sus llamativos y sugestivos carteles populares (anunciando todo tipo de conmemoraciones e invitaciones a placeres y goces). Desde los cuartos alquilados en que viví (donde habita la soledad y la añoranza), hasta las desbordantes fiestas plagadas de personajes melancólicos y festivos.
Pinto lo que me emociona, o mejor aún, lo que en la vida voy encontrando.

El peluquero.

 

Chinasutra.


Desde hace algunos años atrás hasta la hora actual, se podría decir que el arte amazónico ha despertado el interés tanto de especialistas como de público en general, ¿qué opinión tienes al respecto?

Sí, desde hace algunos años, pero creo que el año 2003, si no me equivoco, marcó un antes y un después en el arte amazónico, fue la irrupción del arte urbano popular y ese crecimiento que dio mucho que hablar. Fui parte de ese proceso, de ese avance, formando parte de las primeras exposiciones de arte popular en Lima, ese arte “no tradicional”, colorido, provocador, naif, marginal que era difícil de aceptar, incluso para las salas formales de la gran ciudad. Ese arte rezagado que llegó como un tropel chirriante a invadir y tomar por asalto una sala “prestigiosa” en pleno centro de Miraflores, con artistas autodidactas que se formaron en la calle y pintando enteramente con látex y esmalte sintético. Fue una ruptura de lo formal, hubo muchos detractores (aún guardo el cuaderno de comentarios de aquella primera exposición) como muchos, sorprendidos por este nuevo arte, que terminaron por aceptarlo, quizás por lo genuino de un arte sin tapujos y disfraces, quizás por esa crudeza o esa fuerza visual y ese amor con el que estaban pintados.
Ese arte llegó para quedarse y el arte amazónico se puso en el ojo crítico impensable, y artistas no amazónicos terminaron por hacer temas relacionados con la selva. Imposible no nombrar a Christian Bendayán como el artífice de este proceso de expansión.

Glorieta.
Contemplación desde la loma


Según te perspectiva, ¿se puede hablar de un arte amazónico con una identidad definida y proyección propia?

Se podría decir que la pintura de las comunidades nativas amazónicas tiene una identidad propia, por su inaccesibilidad y la poca interconexión con otro tipo de arte; si el arte de las comunidades existe, existe más por sus diferencias que por sus semejanzas con el resto, ya que su propia tradición y el entorno cultural y cosmogónico realzan su propia personalidad.

Miguel, ¿qué gatilla tu proceso creativo?
Pinto cuando me conquista algo, ronda por mi mente, a veces lo sueño, es ahí donde pongo mucho interés a lo que voy a realizar. Tiene que ser algo que me emocione, no necesariamente “bonito”, tiene que expresar algo.
Mi estado de ánimo también influye, mi arte tiene que generar otro tipo de sensaciones, inquietudes, más que de un simple gusto; no, no me es fácil, es un cuestionamiento personal si debo pintar tal o cual obra, algo que me sienta a gusto hacer. Muy al margen de que guste o no, uno tiene que sentirse bien con lo que hace. 

¿Qué sensación te embarga al concluir una obra?
Una sensación rara, cuando voy trabajando y mirando la pintura, quiero verla ya concluida, y cuando la termino me da una especie de nostalgia, me quedo observándola por mucho tiempo, y comienzo a ver algo que falta o que quisiera añadir, pero tengo que hacerme la idea de que el cuadro ya está; sí, me siento logrado cuando eso pasa.

El amor en la ciudad de la noche.


¿Qué es lo que nunca debe faltar cuando pintas?

Primero, estar bien conmigo mismo, cómodo y con la ropa adecuada, que no falte nada, ni materiales, luz apropiada y la infaltable música que me acompaña durante todo el proceso creativo. Solamente así me desconecto del mundo y estar directamente frente a mi pintura es lo que me permite estar bien en la soledad de mi taller alejado de las personas que quiero. 

¿Qué otra técnica de trabajo te gustaría aprender y explorar?
En realidad muchas, la serigrafía, el diseño y modelar rostros en 3D; me llama la atención la escultura y modelar con barro y otros materiales, hacer pinturas digitales, etc.

Cuando el río crece.
La mujer llorando


¿Qué otras artes y artistas han llamado recientemente tu atención?

Vivo en Iquitos, una isla-ciudad a la que solo se llega por aire o por río y hace unos años (porque el internet también es deficiente), teníamos sed de información, solo se podía ver arte en una que otra revista, era casi imposible estar al tanto de lo que acontecía. Ahora es más fácil estar enterados de las ultimas exposiciones, y en mi caso, hay muchos artistas que llaman mi atención, artistas multidisciplinarios a veces desconocidos para mí, a quienes “sigo” y puedo saber más y también aprender de ellos. Admiro a muchos.

¿Qué te sigue emocionando, Miguel?
La luz encendida que me espera al llegar a casa, el abrazo y la sonrisa de Paulo, mi hijo que pronto cumplirá cuatro años; encerrarme en mi taller y dedicarme 14 horas diarias a pintar, así esté cansado.
Saber que puede existir un mejor mañana y ser lo que soy me sigue emocionando, me da una felicidad impagable.

Río de felicidad.
Idilio.

Por Leonardo

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