Otras Historias. Pinturas 2018-2024 de Ivan Fernandez-Davila en el Museo Amano de Miraflores
Iván Fernández-Dávila: “La pintura tiene un componente de magia, de rito, ese fue su origen y es algo que sigue ahí…”
Tras dos individuales en París (2019 y 2023), Iván Fernández-Dávila Ocampo (Lima, 1983), expone “Otras Historias. Pinturas 2018-2024” en el Museo Amano de Miraflores. Se trata de su vigésima muestra personal, la cual representa una síntesis de su labor creativa y de su lenguaje sostenido a lo largo de una sólida trayectoria que lo ha situado como un destacado exponente de la escena plástica nacional.
Bajo la prolija curaduría de Juan Peralta, esta vigésima individual de Fernández-Dávila estará abierta el público en el mencionado museo hasta el jueves 24 de este mes y cerrará con un conversatorio a cargo del destacado artista plástico Enrique Polanco que iniciará a las 19:00 horas para luego proceder a la clausura.

Foto: Nelson Hernández
Sobre el artista
Si algo puede definir a Iván Fernández-Dávila Ocampo (Lima, 1983) es la permanente búsqueda e inquietud artística; capacidad creadora y una visión lúcida y singular de su quehacer artístico y el de otros colegas de camino.
Además de la exposición del Museo Amano, ha realizado muestras individuales entre las que destacan: “Fiesta”. Galerie La Passerelle. La Sorbonne Université. (París, 2023); “Peintures”, Centre Malesherbes. Sorbonne Université (París, 2019); “Muestra Antológica. Pinturas 2004-2018”, Galería Juan Pardo Heeren (ICPNA Lima, 2018); “Peintures”, Colegio de España en París (Francia, 2016); “Expresionismos”, Museo Pedro de Osma (Lima, 2015); “Pinturas”, Galería Liliana Rodríguez (Buenos Aires, Argentina 2014); “Vínculos”, Museo de Arte Contemporáneo (Arequipa, 2014); “Habitación en Lima”, Latino Art Museum (Los Ángeles, Estados Unidos 2013); “Los Días y la Pintura”, Museo Pedro de Osma (Lima, 2012); “Pinturas”, Museo de Arte de San Marcos (Lima, 2010).
Ha participado, además, en numerosas muestras colectivas en Perú, Ecuador, Argentina, México, Francia, Italia, Bosnia, Alemania, España, USA. Ha realizado numerosas curadurías de pintura peruana en ciudades como Londres, Berlín, Valencia, Stuttgart, México, Los Ángeles, Lima, entre otras.
Su obra se encuentra en colecciones públicas y privadas de América, Europa y Asia. También ha publicado diversos libros de arte y poesía.

Iván, tienes ahora mismo “Otras historias. Pinturas 2018 – 2024” en el Museo Amano, ¿cuáles son los ejes centrales de esta muestra que reúne trabajos de un arco temporal de seis años?
– Sin duda las pinturas de grupo, de varios o muchos o demasiados personajes. He pintado en este año muchos retratos también, pero junto al curador de la exposición Juan Peralta, hemos decidido mostrar principalmente estas pinturas por las que se me reconoce más últimamente. Hemos incluido además un autorretrato que pinté al cumplir los cuarenta años. Y mi figura está presente aun en varias de las telas expuestas, varias veces involuntariamente.
Diría que podría dividirse en un grupo de pinturas pre y post pandemia, creo que esa desgracia necesariamente marca la obra de cualquier artista serio y sensible y no indiferente a su entorno. Sin embargo, finalmente, no dejan de ser pretextos para la realización del objeto de fondo que es lograr una Pintura a través del color, la composición, la línea, etcétera.
La crítica y los especialistas en arte definen tu obra dentro del neoexpresionismo; ¿cómo crees que fuiste perfilando tu quehacer dentro de esta corriente?
– Para mí esas etiquetas no son importantes, pero entiendo que la crítica, los historiadores, curadores, las requieren para poder organizar sus ideas y sistematizar sus planteamientos. Sí me identifico con el expresionismo clásico evidentemente por la intensidad y rebeldía iniciales, pero básicamente soy un pintor figurativo, o de una figuración libre.
Empecé como un pintor informalista, abstracto digamos y de ese caos fueron surgiendo formas reconocibles como perfiles, objetos, manos y así se fue formando una apariencia poco a poco más figurativa.

Inicialmente, ¿qué artistas o movimientos te inspiraron y cómo ha evolucionado tu estilo en el tiempo?
– De los nuestros, cercanos: Humareda, Polanco, Sérvulo Gutiérrez, Herskovitz, Alfredo Alcalde, Teodoro Núñez Ureta, Ricardo Grau y algunos otros. Después de aquella abstracción informalista inicial y una vez que fueron apareciendo figuras reconocibles, me fui interesando por hacer pintura más o menos mimética, cercana a lo que podría denominarse realismo.
Probablemente por ser autodidacta fue una forma de aprendizaje, de querer pintar parecido a la percepción habitual y pienso que esa etapa sí resultó y sí me sirvió, pero eventualmente mi trabajo devino a un estilo y motivos más característicos, más propios, pasando por influencias todavía muy reconocibles en aquellos años como los maestros del expresionismo en la pintura peruana.
¿Cómo transformas tus emociones y experiencias personales en obras de arte?
– Trabajando, pintando, haciendo vida de taller. Vida de pintor. No funciona en mi caso como un acto de voluntad, no me planteo el querer sublimar lo vivido en pintura, sino que funciono naturalmente, como un acto reflejo. Inicia por supuesto por una idea inicial, casi siempre, pero responde a situaciones específicas.
¿Cómo definirías tu proceso creativo? ¿Qué lo gatilla?
– La realidad, siempre parto de la realidad. Pienso que el mundo interior y el exterior son lo mismo, un reflejo mutuo si se quiere. Algo sucede, me afecta con mayor o menor intensidad y si persiste dentro de mí va apareciendo en imágenes de una u otra manera, de forma más velada o directa. Son imágenes que quieres ver, las pintas para verlas. Hacer material lo inmaterial. La pintura tiene un componente de magia, de rito, ese fue su origen y es algo que sigue ahí, se pueda reconocer o no en el tiempo postmoderno en el que supuestamente vivimos. Lo he comprobado muchas veces, con y sin premeditación.

¿Qué símbolos o elementos recurrentes podemos encontrar en tus obras?; ¿qué significado les atribuyes?
– Últimamente la multitud de personajes permite reconocer varios elementos recurrentes como por ejemplo los músicos, niños, borrachos, fumadores, también pinto a artistas. Por ahí aparecen Humareda, Van Gogh, Antonio Pareja, Picasso, Alcalde, Polanco y presencias de mi vida más íntima como pareja, familia, amigos, rodeados de multitud de ser imaginarios que responden de todas maneras a realidades. No sé si atribuirles un significado, quizás un sentido sí, refiriéndome a que de todas maneras las actitudes o hechos representados tienen que ver con aspectos de mi personalidad e intereses.
Realmente, en mis pinturas, me interesa abarcar todos los aspectos posibles de la existencia. Bien miradas, se logra distinguir que pasa de todo en muchas de ellas.
¿Qué otros artes y/o artistas han llamado tu atención recientemente?
– Muchos todo el tiempo, afortunadamente estamos rodeados de una cantidad de belleza inagotable a pesar de todo. Entre descubrimientos y re descubrimientos recientes: los escritores Pascal Quignard, Pedro Juan Gutiérrez, Cartarescu… En música he vuelto a oír intensamente a figuras como Thelonious Monk o Leo Ferré, en fin, lo mismo sucede en cine con Wim Wenders, Chabrol, etcétera y en pintura lo mismo, siempre hay algo nuevo o antiguo que ver. Es interminable e inabarcable.


¿Cómo dialogan tus obras con artistas pasados o contemporáneos?
– Como mencionaba, aparecen en mis pinturas, directa o indirectamente. Por ejemplo, en la pintura Paradis Perdus aparece con su piano el músico Christophe que murió en pandemia y el título de la pintura es por una de sus composiciones. Títulos de libros son muchas veces los títulos de varias pinturas expuestas como “Los ejércitos de la noche” que es el título de un libro de Norman Mailer; o, “Tendremos que sufrirlo todo de nuevo” que es un verso de Auden. O hay un guiño a algunos elementos de la obra de otros artistas como por ejemplo el detalle de una pintura de Matisse que traslado a una pintura mía y varios casos más.
¿Qué aspectos de nuestra realidad te impulsan a crear?
– Es difícil decirlo, últimamente mi pintura parece una nueva forma de pintura de Historia, o de Historias. Hace mucho ha dejado de ser solo intimista y se vuelva al drama colectivo. Como digo me interesa representar diversos y múltiples aspectos de la vida, así no tengan mucho que ver conmigo.
Por ejemplo, la reiterada presencia de fumadores en mis pinturas cuando yo mismo soy un fumador muy ocasional. Para mí esos personajes son un símbolo de rebeldía, por un lado, al estar prohibido fumar en todas partes -y con justa razón- y a la vez el humo es una seña de lo que se eleva, de la conexión hacia arriba, lo espiritual.


¿Has colaborado o piensas hacerlo, con otros artistas y/o profesionales de otras disciplinas?
– Sí, he escrito prólogos para libros, he prestado imágenes para que las usen de portadas o de interiores. También he participado en propuestas colectivas que buscaron acercar la palabra y la imagen. Últimamente he tenido ofrecimientos de colaborar con artistas tradicionales, vamos a ver qué sigue, qué se concreta.
Esta es la pregunta de cierre y la hacemos siempre, Iván; ¿qué te sigue emocionando?
– La belleza en todas sus formas, desde un sentido muy profundo como la pensó Plotino hasta la mera apariencia de unas flores. Como dijo Matisse: Siempre hay flores para quien quiera verlas.
