#LeoSubmarine
Puede que antes de seguir leyendo te preguntes ¿quién es El Ronsoco Azul? Pues bien, ahí va la historia: se trata de un personaje creado por Carlos Cavero Dávila en Pucallpa hace diez años. Y ronsoco, es también el nombre que recibe en nuestra selva el roedor más grande del mundo, nativo de la cuenca amazónica, al que en otros países llaman carpincho, capibara o chigüiro.
Este ejemplar –azul para mayores señas, expone de manera sencilla pero profunda lo que sucede en la Amazonía peruana y lo discute a modo de crítica. Con mucha ironía, muestra los problemas (ambientales, sociales) a los que la gente ya se ha acostumbrado y cuestiona sin anestesia: ¿estamos aquí para disfrutar o destruir el frágil ecosistema amazónico? También muestra lo hermoso que es vivir en armonía con la naturaleza y sus costumbres.
Cavero nació en Pucallpa en 1986 y desde 2014 es ilustrador y humorista gráfico del grupo editorial Ímpetu de Ucayali. Ese mismo año presentó su libro El Ronsoco Azul en la Feria Internacional del Libro de Lima y también fue expositor sobre “La Historieta Ucayalina” en Lima Viva Comic. Es, además vicepresidente de la Asociación de Historietistas de Ucayali y ha sido ganador del Concurso Amazónico de Periodismo Fernando Sánchez Vela – Categoría Caricatura (2013) y también del Concurso 20 mejores blogs del Perú en la Categoría Hobbies (2011).
Desde 2012 es organizador del Salón de la Historieta Ucayalina y cinco años después, el 2017, inauguró la muestra “Cinco años de historieta ucayalina” en la Galería del ICPNA Lima Centro.
Entre las creaciones que ha ido entregando con el paso del tiempo están las historietas El Chorito (2015), Ayaymama (2017) y Bufeo Colorado (2018). El año pasado culminó otro libro, El Ronsoco Azul – Selva Madre y una nueva historieta, Yacuruna. Cavero trabaja dibujando y pasa sus ratos libres –adivinaron, dibujando. Además de su labor de siempre, se da un tiempo para la docencia como Instructor de diseño gráfico digital en la filial pucallpina del SENATI.
En comunión con la naturaleza de los tiempos que vivimos, intercambiamos correos de ida y vuelta para hacer que esta entrevista llegue hasta ustedes de la mejor manera. Directa, sin escalas y con todo el green power del Ronsoco Azul. Espero les guste.
Tenías poco más de 22 años cuando creaste al Ronsoco Azul, ¿cómo ves a tu personaje en perspectiva desde la edad actual que tienes?
En realidad, ya tenía 23 años pues fue un 27 de abril del 2010. Al principio era solo El Ronsoco Azul contando historias sobre la Amazonía, era más tranquilo, más relax. Ahora hay casi diez personajes recurrentes, ya se ha creado una trama y su propio universo sigue siendo divertido y emocionante cada vez que escribo o dibujo una historia con el personaje. Lo pienso más de madrugada que es una hora esencial para dibujar o escribir. Actualmente se ha expandido a muchos temas interesantes para dibujar con el personaje y enseñar a la gente que la selva es un lugar hermoso, pero muy frágil.
Si tuvieras que definir al Ronsoco Azul en tres palabras, ¿cuáles serían?
Mejor que yo.
En numerosas entrevistas mencionas que dibujaste desde siempre, desde pequeño.
Conforme fuiste creciendo, ¿cuáles fueron o siguen siendo tus referentes más sólidos en cuanto a dibujo y contenido?
Nunca tuve referencias desde niño hasta que las caricaturas en la tele llegaron. Antes solo eran garabatos e interpretaciones exageradas de la vida de campo, era sencillo y entretenido. Con la llegada de internet, llegaron más referencias, menos humorísticas pero más reflexivas sobre lo que pasa; hasta ahora Peanuts de Schulz sigue siendo una parada obligatoria.
Eres -según tus propias palabras, un gordito de internet y desertor universitario, que a pesar tuyo, ha trascendido local y nacionalmente.
¿Qué carrera te hubiera gustado haber culminado o en todo caso, cuáles son ahora tus intereses académicos?
Solo he seguido trabajando de una manera casi automática. Las cosas han llegado de esa manera, solo dibujaba, levantaba la cabeza y ya había una nueva propuesta, es algo que hasta ahora me sigue pareciendo paranormal.
Estudié –aunque no culminé, ingeniería de sistemas, pero quizás en algún momento de mi vida había golpeado muy fuerte el estudiar biología; sin embargo, hasta el momento, es una carrera que no existe en Pucallpa.
El Ronsoco Azul; ¿se enrolaría a Greenpeace? ¿Se haría seguidor de Greta Thunberg? ¿O ellos deberían seguir al Ronsoco?
No soy una persona que desearía que su personaje siga algo o a alguien. Siempre he creído que, desde mi punto de vista, desde mi pequeño lugar feliz, se pueden transmitir muchas cosas para que las personas tengan la intención de cambiar para mejor. El Ronsoco Azul es un personaje que nació para entretener y enseñar, siguiendo esto, creo yo, que ellos deberían seguir al Ronsoco (risas).
Hacer reír es cosa seria, ¿qué haces para desbloquearte creativamente?
Es difícil evitar momentos tristes, pero con el tiempo este trabajo me ha enseñado a tratar de tener menos momentos tristes, así evito ir a terapia. Todo lo que hago es dibujar y me ha funcionado muy bien. Por otro lado, también me ha servido mucho caminar, lavar los platos cuando necesito pensar, una gran ducha para poder unir ideas y escuchar música con audífonos para ordenar mi agenda y claro, seguir dibujando.
¿Cuántos cómics tienes en tu haber?
Hasta el momento tengo dos libros de cómics impresos con El Ronsoco Azul por ediciones Altazor, luego tengo un fanzine llamado El Chorito, sobre un joven que busca trabajo y se vuelve choro por el desempleo y todo le sale mal.
También tres historias sobre leyendas amazónicas, contadas de manera diferente a lo que usualmente se ha dicho en los relatos orales dándole el toque “Hey, esto debe ser real”; son sobre el ayaymama, el bufeo colorado y el yacuruna. Pronto sale el del chullachaqui.
¿En qué otro género de la historieta te gustaría incursionar?
Me gusta más la novela, algo más sobre criaturas y monstruos, siempre he tenido fascinación por los villanos y su forma de encontrar esa carencia de empatía en todo y llevarlo a la tinta. Hay algo ahí, una visión lastimera que siempre te lleva a pensar sobre porqué los valientes pierden la esperanza. Es algo que siempre nos lleva a la realidad, de lo que nos persigue, nos hace agonizar y hasta nos flagela.
¿Qué personajes peruanos de historietas recuerdas o te parecen memorables?
Había muchos personajes que salían en las tiras de los periódicos que veía de niño. El Cuy de Juan Acevedo es uno de ellos y Selva Misteriosa de Javier Flórez del Águila es otra hermosa colección que descubrí hace poco.
¿Qué sueñas o imaginas para El Ronsoco Azul y tus demás personajes?
Siempre es un sueño llevarlo al extranjero; por suerte internet ha hecho mucho con eso. Pero el tema de entrar al mundo de la animación y el cine es algo que me quita el sueño de vez en cuando.
¿Qué te hace feliz en la Amazonía?
Los árboles; la frescura que da un buen árbol con su sombra, la brisa que lo acompaña en un día soleado. Es todo lo necesario para tener un excelente día.
¿Qué te haría más feliz?
Más frescura, más árboles, más sombra, más esa sensación de tranquilidad. Pucallpa, en muchos sentidos, se está convirtiendo en una pequeña Lima. Hay muchas cosas por hacer y ante el crecimiento acelerado de esta ciudad, hay mucho por reeducar para que este lugar no termine colapsando.
¿Qué te rebela y entristece como ciudadano de esta hermosa región?
La corrupción, es lo que pone la gota amarga a ese vaso con agua que debía ser refrescante. Hay tanto, mucho, demasiado por hacer, para que Pucallpa, Ucayali, sea un mejor lugar. Pero resulta ser totalmente desperdiciado, timado, robado por personas que solo buscan satisfacción personal, a pesar de ser votados para que mejoren la región. Lo único que han hecho es llenar una gran nube de tristeza y miseria.