Veronik es Véronique Miró Quesada Meguerditchian. Melómana, música, compositora, multi instrumentista de particular sensibilidad y dueña, además, de una sólida línea expresiva que trasunta integridad, ideas claras y actos que van de acuerdo a esos ejes de vida.
Hablar con ella, aunque sea virtualmente, ha sido un verdadero redescubrimiento pues seguíamos su trabajo desde los primeros tiempos en Valium. Conocer de primera mano lo que viene haciendo y de sus próximos proyectos, ha sido tanto o más grato aún.
Esta es la conversación que tuvimos con Veronik, ex líder de Valium y de Los Gatos Eléctricos y ahora, maestra thereminista en continuo aprendizaje.
#LeoSubmarine
Luego de todo este tiempo de incertidumbre, ¿cuál es el momento actual de Veronik; cómo estás?
– Estoy muy metida en mi estudio, dando clases de theremin por las mañanas, practicando y probando cosas nuevas con este instrumento; grabando y publicando episodios cada semana en la Mágica Escuela de Theremin, espacio que lancé en el mes de julio de este año y busca ser una plataforma de difusión e intercambio de conocimiento en español sobre este instrumento. A la par, me encuentro también trabajando en un nuevo disco de canciones, lo cual me cuesta un poco, porque el tiempo se me hace muy apretado entre todas las cosas que tengo que hacer.
El theremin es un instrumento electrónico poco conocido y difundido en nuestro medio (y asumo que algunos otros lugares, también). ¿Cómo, cuándo y dónde lo descubriste y que te ha ido brindando desde entonces hasta hoy?
– Efectivamente, el theremin forma parte de la familia de instrumentos curiosos o poco conocidos. En parte es por ello que decidí dedicarme a difundirlo con un proyecto más estructurado.
De hecho, yo conocí el theremin en el año 2008, cuando vi el documental «Theremin, an electronic odissey» (1993) de Steve Martin y me quedé fascinada cuando vi por primera vez a Clara Rockmore tocando el theremin. Ella es considerada la mayor virtuosa que haya existido de este instrumento.
Hasta ese momento, el theremin para mí sólo era un sonido que se usaba en las películas de terror o de ciencia ficción, pero a partir de ese instante, comprendí que se trataba de un instrumento musical tan expresivo como la voz o el violín, y decidí que necesitaba uno en mi vida inmediatamente, cosa curiosa e irracional, puesto que me encontraba en plena pre producción de mi primer disco como solista, «Veronik y Los Gatos Eléctricos», editado finalmente en 2011.
En cosa de una semana, averigüé todo lo que pude acerca de este nuevo instrumento y conseguí la forma de comprar mi primer Moog Etherwave Standard por eBay. Fue una de las cosas más locas por las que he pasado, puesto que jamás había visto un theremin en mi vida.
Demás está decir que estaba completamente sola, no hubo nadie para enseñarme, salvo por algunas clases, métodos y tutoriales en YouTube, así que mis primeros años fueron absolutamente autodidactas, empíricos. Obviamente, ya tenía experiencia (mi primer instrumento fue la flauta, y entre los 12 y 14 años estudié en el conservatorio, en Francia) y ya tenía cierto tiempo dedicándome a la música profesionalmente, aunque como cantante, compositora y guitarrista (aún tocaba con mi banda Valium, formada en 1999 en Lima).
Pese a ello, tener esta base musical me ayudó tremendamente a desarrollarme con este nuevo instrumento, que por cierto se parecía muy poco a todo lo que había probado anteriormente. Al cabo de apenas un mes de esta adquisición, recibí la invitación de Los Protones, quienes eran mis amigos, y se encontraban grabando su primer álbum, para participar con unos arreglos de theremin que iban muy bien con la onda surf- rock con estética de serie B que manejaban en su propuesta, y esto me vino como anillo al dedo, puesto que eran cosas que sí estaba en condiciones de realizar como principiante.
Ese fue mi primer trabajo, y el inicio de mi carrera como thereminista: estuve tocando como invitada de Los Protones por casi un año en los shows en vivo, y junto a ellos abrimos el concierto de los B52’s y los New York Dolls en el Estadio Nacional en 2009. Puedo decir que fue una buena manera de comenzar combinando el rock con el theremin.
Luego de esto, vinieron muchas colaboraciones más, con artistas y grupos de diferentes estilos: rock, psicodelia, música experimental, electrónica, e incluso formé parte de un ensamble de música contemporánea e improvisación libre llamado LiPiBrePe.
Sin embargo, para mí uno de los momentos más importantes y que marcó un giro en mi carrera fue cuando recibí la invitación del Festival Internacional de Theremin Electromagnética para tocar en la segunda edición del mismo en Santiago de Chile. Esta invitación me planteó el reto personal de componer 1 hora de material (tocar covers u obras de otros nunca fue mi primera opción) y presentarlo allá con un show unipersonal. Al mismo tiempo, fue la oportunidad para mí de conocer y apreciar el trabajo de otros thereministas por primera vez. Incluso, recibí mi primera clase teórica de la mano de Thorwald Jorgensen (Holanda) uno de los virtuosos más notables del theremin actual, quien me ayudó a confiar en mí y seguir adelante con el instrumento.
Luego de esto, tuve nuevamente la oportunidad de viajar a Chile a reencontrarme con esta pequeña comunidad para tomar clases en la Academia de Theremin en tres oportunidades, donde estudié los principios de digitación junto a las más reconocidas maestras: Carolina Eyck (Alemania) y Lydia Kavina (Rusia).
Posteriormente, edité mi segundo álbum Anómala (2017) con algunos de los temas compuestos para el festival. Éste es mi primer trabajo dedicado al theremin, pero tiene un sonido anclado en el rock psicodélico. Debo decir que los músicos que participaron y fueron mi banda de acompañamiento me ayudaron a crear un sonido de lujo para estas composiciones.
Una de las cosas que más aprecio y también me sorprende, es que con este instrumento he llegado a lugares que no hubiera imaginado, así como también he podido tocar música de estilos muy distintos. De hecho, una de las colaboraciones más sorprendentes que hice fue tocar el theremin junto a Los Mirlos para el programa de Mabela Martínez en TV Perú, allá por el 2015, si no me equivoco.
Luego, durante el 2019, la familia de Leon Theremin, inventor del instrumento, decidió lanzar un concurso virtual llamado «Theremin Star», en donde se compartieron cientos de videos de thereministas actuales del mundo entero, y alcancé el segundo lugar como finalista, con una versión en el theremin del bolero «Sabor a mí».
Más adelante, los organizadores, que radican en Moscú, me invitaron a participar de la edición online del festival Thereminology 2021, en donde presenté a pedido de ellos una versión de un tema tradicional ruso «Oy, do ne vecher», que pueden encontrar en mi canal de YouTube.
También estoy incluida con mi tema «Anómala» en el disco compilatorio Theremin 100, editado en Estados Unidos por el centenario de creación del instrumento, junto a thereministas compositores de todo el mundo.
¿Qué necesitas para tocar y ser un thereminista?
– Yo creo que la voluntad y las ganas de aprender, tal como sucede a la hora de elegir cualquier instrumento, es lo primero que nos va a permitir hacer lo necesario para practicar, trabajar, progresar y obtener cada vez mejores resultados.
Todo depende, como siempre, de los objetivos que cada uno busque, y de la disciplina y seriedad con la que uno se tome el asunto. De la misma manera como ocurre con el violín o la guitarra, habrá que practicar, informarse, estudiar y un montón de cosas más que irán apareciendo en el camino.
Ahora bien, en el caso del theremin, por sus características y particularidades, es más llevadero el proceso de aprendizaje si se tiene ya alguna base musical, o si se toca algún otro instrumento previamente. Si se tiene un profesor, el camino será más ágil y rápido.
Si alguien se apasiona con este instrumento, ¿cómo lo podría conseguir? ¿Es caro o medianamente asequible para una economía como la nuestra?
– Recuerdo que mi primer theremin costó alrededor de 500 dólares. Sin embargo, existen opciones más abordables, como el Moog Theremini, un modelo digital muy popular, que apunta a un público algo más amplio, cuyo precio anda por los 300 dólares.
Para conseguir este modelo, es posible hacerlo en Lima a través de la tienda online ProDJMedia, dealer exclusivo de Moog en el Perú.
Personalmente, acabo de ordenar el último modelo del Open Theremin V4, un modelo portátil de tecnología abierta diseñado y fabricado en Suiza, cuyo precio es algo menor a 200 dólares. Espero probarlo antes de recomendar lo que parece ser una muy buena opción de instrumento de entrada, tanto por el precio como por su tamaño.
Descubriste y sigues explorando las posibilidades creativas y musicales del theremin; ahora mismo produces unos videos en YouTube para el canal de la Mágica Escuela de Theremin, ¿cómo se concreta este proyecto y cuáles son sus objetivos?
– Pues bien, resulta que empecé a enseñar hace bastante tiempo y conforme fui avanzando en mi camino y aprendizaje personal, he seguido compartiendo y difundiendo conocimiento sobre el theremin dando clases y talleres en diversos lugares.
Sin embargo, cuando las actividades presenciales se paralizaron por la pandemia y tras las primeras cuarentenas, tuve que replantear muchas de mis actividades; así, postulé varios proyectos a distintas convocatorias. Fue a través de la convocatoria del Ministerio de Cultura que le di forma a este proyecto como parte de un plan de reactivación, y de paso me interesaba crear un espacio en español donde pudiera compartir información desde lo más básico con un público que pudiera estar interesado en el universo del theremin y quizás no tuviera las herramientas adecuadas para iniciarse.
Encontré que una de las barreras era el idioma, puesto que existe contenido de gran calidad sobre el theremin en la web, pero muy poca en español. Y elegí YouTube, porque durante estos meses de encierro me puse a consumir mucho contenido en esta plataforma y me pareció la más adecuada para poder hacer circular el flujo de información de manera periódica y didáctica.
La idea es ser lúdico y claro, y desmitificar un instrumento que está repleto de clichés y mostrar lo que en realidad es: un instrumento hermoso y no un simple generador de efectos.
MÁGICA ESCUELA DE THEREMIN
https://www.youtube.com/channel/UCB5LAZMPPbWdtHBFurzogoQ
Con la perspectiva que nos brindan los años, ¿cómo dimensionas tu etapa en Valium?
– Uy, le debo mucho a Valium. Fue mi primer gran proyecto, mi primer sueño hecho realidad a punta de esfuerzo, y una gran escuela musical también.
Verás, venía de estudiar flauta traversa en el conservatorio, escuchando harta música académica, y en eso, llegó la adolescencia y descubrí el rock en plena etapa grunge de los 90s. Quería hacer un grupo como Nirvana, como Hole y tocar la guitarra eléctrica. También me fascinaba AC/DC y soñaba con escribir y cantar mis propias canciones con una banda de chicas, y expresar lo que me movía con mis letras.
Gracias a Valium aprendí lo que es trabajar en equipo en una banda, cómo es la vida en los escenarios, los viajes, conciertos, los fans, grabar un demo y un álbum por primera vez, y con las chicas, quienes hasta ahora son mis amigas, experimentamos y aprendimos mucho de la vida allí. Fue como una segunda universidad fuera de la universidad.
¿Cuál crees que es el legado de ese tiempo y esa experiencia vital?
Creo que me convertí en músico gracias a esa primera banda, fue mi familia por mucho tiempo, pero sobre todo, insisto, fue mi primer gran proyecto, de alguna manera marcó un antes y un después en mi vida.
¿Te gustaría hacer una nueva banda teniendo al theremin como protagónico de la propuesta musical?
– Algo de eso hubo en la era de mi segundo disco Anómala, puesto que con los chicos (Walo Andreo Carrillo en la batería, Estefanía Aliaga en el bajo, Daniel López en los teclados y Carlos Hidalgo en la guitarra) teníamos una cohesión increíble como equipo y el show de esa época (2017- 2018) tenía al theremin como protagonista, junto con la voz. No descarto presentarnos de nuevo juntos cuando salga mi nuevo álbum.
Suelo fantasear con la idea de tener una banda notable con músicos talentosos que me sigan en mis locuras, como la de Frank Zappa. Hasta pensé en algún momento ponerle nombre a la banda, pero de momento sigo trabajando sola y ahora último estoy en una etapa bastante solitaria e introspectiva, se podría decir.
Escuché un demo en Bandcamp, luego vino Anómala: continuaste y continúas creando; ¿cómo definirías la música que haces ahora?
– En realidad ese demo es la maqueta de mi primer disco, que publiqué en Bandcamp para los curiosos. Son versiones tempranas de canciones que datan del año 2008 y luego pasarían a mi álbum debut.
Como primicia, te comento que el álbum que voy a sacar el próximo año y en el cual me encuentro trabajando se llamará «Ilusiones peligrosas» y es un disco que trata sobre relaciones tóxicas y dependencia emocional. Y en este caso, debido a la importancia de las letras, el theremin no va a ser el protagonista, sino que son canciones que tenía hace tiempo en el tintero y resulta que descubrí que existía un hilo conductor sobre un tema que realmente tenía muchas ganas de desarrollar. Pienso que los artistas podemos investigar y ahondar sobre ciertos temas creando obras que nos empapen de un asunto.
Luego de este disco, tengo en proyecto otro álbum, pero esta vez un álbum de theremin solista. Intento que cada disco sea diferente y tenga una personalidad propia.
Mi música actualmente es bastante ecléctica, pero hay algo que no pierdo nunca, y es la predominancia de la melodía, por más que el estilo o instrumentación a veces varíe un poco. Me aburre el rótulo de música experimental, es algo con lo cual me identifico muy poco en realidad.
¿Qué podemos esperar de esas creaciones tuyas para el 2022?
– Pues, en principio, el nuevo álbum debería estar listo a mediados del 2022, si logro cumplir con mi propio cronograma de grabaciones.
En cuanto al estilo, es predominantemente rock, pero con un sonido tal vez un poco más variado que en mis discos anteriores. Sin embargo, habrán algunas baladas y también exploro nuevos estilos en la voz y algunos sonidos nuevos.
Supongo que haré hincapié en eso, porque no me gusta repetirme, pero en este disco me importa más el mensaje, que es retratar conductas que muchos hemos vivido y que nos vienen de un legado de amor romántico que puede ser muy dañino, y muchas veces es alimentado por productos como películas, telenovelas, que normalizan la dependencia como un aspecto inherente a las relaciones amorosas. El mismo título, «Ilusiones peligrosas», que también es una canción, habla de eso.
¿Cómo ves nuestra escena musical actual?
– Pienso que la escena musical está más activa y variada que nunca. Veo que, aparte de la inmensa diversidad de estilos, géneros y propuestas musicales, la gente se toma mucho más en serio la cosa que cuando yo empecé a hacer música a finales de los noventa.
Es verdad que los jóvenes actualmente tienen acceso a muchos más recursos, como escuelas de música y herramientas para grabar, mezclar, editar y promocionar su material, pero también son más conscientes del enorme trabajo que implica alcanzar un objetivo con un proyecto personal. Los chicos están haciendo maravillas con la tecnología y el uso de las redes sociales. Ojo, no estoy hablando de talento, sino de trabajo en primera instancia.
Creo que también hay mucho talento, pese a que no siempre vaya de la mano con el trabajo que hay que realizar para eventualmente alcanzar cierto tipo de éxito o fama, que por cierto también son cosas distintas. Hay espacio para todos, sin embargo, no todos hacen lo necesario para promover su trabajo y pasar al siguiente nivel. Pienso que en la música, como en todo ámbito, existe mucha competitividad, y ahora más que nunca, estamos en un momento en donde podemos ir a la par con productos de otros países.
La autoestima nacional también se ha elevado considerablemente en comparación a hace 20 años, donde todavía sentíamos que ser peruano era una suerte de mal augurio, y muchas veces resultaba el pretexto perfecto para persistir en un estándar de calidad mediocre. La gente se enorgullecía de no ser comercial en esas épocas. Hoy esto me parece un absurdo.
¿Hay algunos artistas y propuestas que sigas con especial atención?
– En realidad, lo que me gusta hacer es descubrir nueva música de grupos actuales que no conozco a través de Bandcamp. Es una mina de oro que me emociona y no deja de sorprenderme por su formato.
De los grupos actuales que sigo, y para irnos a extremos en cuanto a estilos, me gusta la impresionante propuesta sonora instrumental de Khruangbin y la estética rock de St. Vincent; también sigo a Mon Laferte, cuyo disco Norma me impactó tremendamente a nivel producción y composición de canciones.
¿Qué te sigue emocionando, Veronik?
– Me emociona aprender y crear. Siento que la creatividad es mi brújula, y siempre procuro combinar estos dos aspectos, tanto en el theremin como con mis canciones. Me gusta aprender, y también compartir lo que he aprendido para abrirles el camino a otras personas, sobre todo en el theremin. Pero a la vez también me apasiona inventarme nuevas técnicas y generar un propio lenguaje.
Debo confesar que me fastidia la gente políticamente correcta o suavecita, quizás porque vengo del rock, pero como regla general siempre tiendo a engancharme con propuestas que tengan agallas. Por ello, procuro ser siempre lo más sincera y fiel a mí misma antes que intentar agradar a los demás. Consecuencia, le dicen.